Entramos en relaciones con una mente idealista pensando que nunca nos van a fallar cuando en realidad nadie está exento de fallar, de equivocarse. La cuestión no es si te fallan, es cuando te fallen. ¿Qué vas a hacer?, ¿Soltar o arreglar? Es tu decisión, y de acuerdo a la acción que tomes ese será el futuro de ese vínculo.

Las personas no son perfectas y no pueden satisfacer tus expectativas siempre. Máximo, cuando en la mayoría de las ocasiones esas expectativas no fueron planteadas o dialogadas. Cada quien conoce lo que está dispuesto a ceder, a perdonar y a resolver. No pongas cargas sobre hombros que no pueden sostener ese peso. Nadie viene a hacerte feliz, a llenarte, a satisfacer tu necesidades de compañía o de afecto.

Son parte de tu vida, pero no son tu vida. No le des esa responsabilidad a nadie, porque nadie lo puede proporcionar completamente. Aprende a amarte, a conocerte, a hacerte las preguntas difíciles y descubrir lo que llevas dentro. Solo ahí podrás amar a otro sin imponer tus dogmas.

Date la oportunidad de sorprenderte y recibir amor puro sin el peso de las expectativas y paradigmas. Con la libertad que mereces tú y el ser amado. Se feliz contigo, para que puedas ser feliz con el resto.

– Desde Otro Lado de Luz