El Dios que me ve

El Señor no deja de ocuparse de ti. Aún cuando sientas que hiciste un desmadre con tu vida, aún cuando la vergüenza y la ansiedad se apoderen de ti, o sientas que su gracia y misericordia son inmerecidas. Tu Padre siempre está presto y cercano para escucharte, porque eso es lo que hace un buen padre. Te corrige, te escucha, te ayuda, te da lo que necesitas cuando lo necesitas.

Quizás tu padre terrenal no fue buen padre, tal vez tu padre terrenal no está aquí para hacer lo que hacía. Puede que nunca hayas conocido a ese padre terrenal. Pero, las bendiciones de Dios son tan grandes que Él se coloca como padre en nuestras vidas. “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá.” Salmos 27:10 RVR1960.


Tenemos un Padre que nunca nos abandonará, que no nos fallará, que su amor y corrección nos acompañan. “Pues el Señor corrige a los que ama, tal como un padre corrige al hijo que es su deleite.” Proverbios 3:12 NVI. Nuestro Padre celestial nos corrige porque somos su deleite, porque vernos en perdición y errantes lo agravia. Su mayor deseo es que todos entremos en su presencia.


Si permitimos que el Señor nos guíe a toda luz y verdad, no tendremos necesidad alguna. “Jehová es mi pastor; nada me faltará.” Salmos 23:1 RVR1960. De la misma manera que el pastor vela por su rebaño y un padre por sus hijos, el señor cuida y vela por nosotros. “Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan, ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?” Mateo 6:26 NVI.

Somos valiosos para nuestro Padre celestial y todas nuestras culpas, miedos, preocupaciones y ansiedades pueden ser puestas ante Él. “Pongan todas sus preocupaciones y ansiedades en las manos de Dios, porque él cuida de ustedes.” 1 Pedro 5:7 NTV.

Desde Otro Lado de Luz

Una respuesta a “El Dios que me ve”

  1. ¡Amén! Dios nunca nos desampara y su mano siempre está extendida para bendecirnos. El Dios que nos ve, nunca nos deja.

    Como el Señor le había hablado, Agar le puso por nombre «El Dios que me ve», pues se decía: «Ahora he visto al que me ve». Genesis 16:13